Desayuno a la Chilena.

Me llamaba, solo que no la oía, comía de mi y en mi inocencia no lograba percatarme de su intención, en mi alma sentía sus suplicas, más ajeno a su lamento me empape en agua para sacarme las marcas delebles que dejan las sabanas en mi piel, no te escucho, prefiero no escucharte, deja vestirme y huir lo antes posible, no me detengas que no haré caso de tu llamada, no me importará que continúe comiendo de mi, mi alma en pena por sus suplicas no soportaron más el dolor, abro la puerta, un aire gélido llega hasta mis huesos y estaba ahí, morena, casi tal como el primer día que se diseño, de piel suave, contorneada e irresistible, la memoria de su sabor me transforman en un ser prehistórico, mis venas la llaman, la tomo con cuidado entre mis manos, abro la cueva que todo lo excita, a medida que transcurren los segundos nos entibiamos ambos, ella producto de una excitación atómica / química y yo, solo de verla hecho una hoguera, en el éxtasis, abro la puerta de microondas y me como la empanada que esperaba por mi desde ayer, riiicca, pero no me comí la aceituna, me provoca reflujos, solo falto la chicha...

Tiqui..tiqui..tiiiiii....